sábado, 17 de noviembre de 2007

Cuando somos moscas

Hace unos días estuve de fin de semana con un grupo de amigos en Cabarete. La pasamos genial. De regreso, nos detuvimos en un restaurante en la montaña, precioso. Aquella vista era espectacular, pero había un problema: demasiadas moscas. Yo maté a una de ellas, me imagino que llevaba un nombre así como "Marquito", la mosca del nado sincronizado.

A veces nos quejamos de que la vida es injusta con nosotros. Tal vez Marquito tuvo la misma queja al recibir el golpe fatal que le di. Pero estoy seguro que él nunca se enteró que estaba invadiendo mi espacio al nadar libremente dentro de mi vaso de refresco, mucho menos al entrarse a en mi sorbete cual si fuera su tobogán. De pronto el pensó que nos estaba haciendo cierta gracia (y no lo culpo, si todos en el restaurante nos miraban por la risa que teníamos en esa mesa). Lo reconozco, la utilicé para disfrutar el momento y luego la maté.

Ahora, ¿te has puesto a pensar cuántas veces hemos sido moscas? ¿Acaso estás siendo tú una mosca apestosa que sin querer (o queriendo) estás fastidiándole la vida a otro? ¿Penetrando en su vida sin que éste realmente quiera? ¿O que sólo quieres nadarle un poco y luego salir volando? Tengamos cuidado. No siempre la mosca es el otro, también podemos ser nosotros.

Seamos responsables de nuestros actos y asumamos las consecuencias, así como Marquito tuvo que asumir la suya (aunque en este caso no le quedó de otra). Ojalá nadie nos llegue a aplastar en una de esas moscadas que hacemos. Nunca olvides que lo que tú siembras, eso cosechas.

1 comentario:

sabiduria dijo...

Dios mio que mortal esta esta enseñanza.. yo he sido mosca de vez en cuando... asi que debo cuidarme ejejejjejeje.... me encanto esta reflexionnnn